Jueves 3 de octubre de 2024
Tormenta perfecta a dos meses de las elecciones
Dr. Armando Rojano Uscanga
La huelga de estibadores en la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México comenzó en la primera hora del martes 1 de octubre, después de meses de negociaciones fallidas sobre su nuevo contrato colectivo de trabajo, pues la Asociación Internacional de Estibadores (ILA por sus siglas en inglés) exige aumentos de salarios del 77% para los próximos seis años y la Alianza Marítima de Estados Unidos, que representa a los gestores de puertos y navieras, que ofrece un aumento muy inferior, del 40%. Además, los estibadores exigen frenar los proyectos que automatización del trabajo, que amenaza miles de puestos trabajo.
Por su parte, la Alianza alega que los salarios que se pagan ya son muy altos, por encima del salario medio estadounidense y que un trabajador de almacenaje y transporte, y que los beneficios de las navieras no son tan elevados como lo fueron durante la pandemia. Mientras tanto permanecen inactivos los puertos desde Nueva Inglaterra en el Atlántico Norte hasta Houston, Texas, en el Golfo de México; salvo excepciones como la descarga de material militar o los cruceros turísticos, afectando las cadenas de suministro mundiales, agravando los problemas que el sector sufre por la crisis en el Mar Rojo, que obliga a redirigir las rutas comerciales.
La naviera Maersk calcula que una semana de huelga generará retrasos en los envíos de entre cuatro y seis semanas, y que, por cada día de huelga, se necesitarán otros seis para poder despejar la congestión. JP Morgan destacan, estima que, por cada semana de parón, la disponibilidad de la flota mundial de buques caerá un 1,7%, hasta un máximo del 15% de la capacidad total de transporte, si la huelga llegase a ser indefinida. Además, redirigirse hacia los puertos de la Costa Oeste, produciría una costosa congestión.
Respecto a la administración federal, a dos meses de las elecciones presidenciales, si apoyara a los estibadores aumentaría el riesgo de aumentos de inflación y apoyar a las navieras sería mal visto, porque en general, son compañías no estadounidenses. De allí que el presidente Joe Biden evitara posicionarse.