AFLORAN MALOS DATOS ECONÓMICOS DE LA ADMINISTRACIÓN BIDEN

Lunes 22 de julio de 2024

                    

                  Aumento del déficit presupuestal, subvenciones, proteccionismo y despilfarro

Dr. Armando Rojano Uscanga

Como se esperaba, Joe Biden renunció a la candidatura demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, lo que significaría su reelección, ante la probabilidad de perder las elecciones de noviembre contra el republicano Donald Trump. Con esto comenzará la evaluación de su actuación, principalmente la económica, que algunos llaman la ‘Bidenomics’, a su experimento con subvenciones industriales y proteccionismo y la exigencia de un cambio radical en la política económica. El proyecto de Biden resultó ambicioso y caro por las subvenciones masivas a las empresas para que construyan infraestructuras verdes y que deslocalicen la producción de equipos vitales.

Su objetivo Net Zero, era convertirse en líder en la producción de energía verde, atraer la producción tecnológica dentro de sus fronteras, reducir la dependencia de las fábricas chinas y taiwanesas para mantener en funcionamiento teléfonos, sitios web y centros de datos. Con esto, garantizaría el liderazgo económico para el resto del siglo y frustraría las ambiciones chinas. Es cierto que la generación de energía solar creció un 75% en los últimos cuatro años y se multiplicó por ocho en la última década, pero sólo representa el 4% de la energía generada en Estados Unidos, frente al 60% de los combustibles fósiles y el 18% de la nuclear.

El problema es que el costo ha sido enorme. Credit Suisse estimó el coste total de los programas en 800.000 millones de dólares, y como la mayoría de las subvenciones se conceden en forma de créditos fiscales indefinidos, la factura final será mucho mayor. Eso ha disparado la deuda hasta el 123% del PIB y el déficit público se ha mantenido muy alto, en el 5,3% del PIB, a pesar de que la economía ha estado creciendo con fuerza y la deuda debería estar bajando en esta fase del ciclo.

En realidad, el dinero se ha despilfarrado, pues el plan de 7.500 millones para instalar nuevos cargadores para que los vehículos eléctricos subvencionados pudieran circular, sólo se han instalado siete cargadores, lo que supone más de 1.000 millones de dólares por enchufe. Y el plan de banda ancha rural para conectar hogares remotos a Internet, con un coste de 42.000 millones de dólares, después de tres años no ha conectado ni un solo hogar.

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