Lunes 4 de marzo de 2024
Financiado por la iniciativa privada
Dr. Armando Rojano Uscanga
Suiza es un país sin mares, pero en el cruce de caminos de numerosas potencias económicas de la Unión Europea, y dos tercios de las mercancías que pasan por su territorio se transportan en camiones, el resto en tren, y el actual ritmo de tráfico de carga terrestre aumentará más de un 30 % de aquí a 2040. Si se quiere proteger el medio ambiente, su población no quiere carreteras y existe el dinero necesario, es bienvenido el proyecto de una vía subterránea para reducir tráfico y emisiones.
De allí surgió, en 2010, el revolucionario proyecto para reducir atascos financiado por iniciativa privada, que en su primera fase costaría 3.500 millones de euros, que podría implantarse hacia 2045 con vehículos eléctricos y autónomos. La sociedad anónima, Cargo Sous Terrain (CST), es la responsable de la idea, a la que el Parlamento helvético dio luz verde en agosto de 2022 y que podría comenzar las obras, en cuanto reúnan los fondos para la construcción, que empezaría hacia 2026.
El primer túnel, estaría entre Zúrich, la mayor ciudad del país, y Harkingen, pequeña localidad a 70 kilómetros al oeste, pero situada en el cruce de caminos de las grandes rutas de transporte nacional. Después se extendería a Berna, Ginebra, Basilea o Lucerna, hasta conformar una red de 500 kilómetros siempre a 40 metros bajo tierra, con una inversión total de entre 30.000 y 35.000 millones de francos suizos (31.000-36.000 millones de euros).
La velocidad del transporte sería unos 30 kilómetros por hora, lo suficiente, suficiente para asegurar un flujo estable de productos y no interrumpido por los atascos. Para los usuarios sería muy barato, y la rentabilidad del proyecto a largo plazo pasaría por cobrar a las firmas de transporte el uso de los vagones subterráneos de menos de tres metros de altura y anchura, con mejores precios que los competidores más convencionales en el tráfico terrestre y ferroviario.