Miércoles 16 de agosto de 2023
Pero requiere buenos gobiernos y cuantiosas inversiones
Dr. Armando Rojano Uscanga
América Latina suministra más de un tercio del cobre mundial, utilizado en cables y turbinas eólicas, y la mitad de la plata, componente de los paneles solares. Sus tierras producen cereales, animales, café y azúcar para alimentar a una población mundial en aumento. Sin embargo, la experiencia con las materias primas de la región no ha sido afortunada y a menudo malos gobiernos han tomado pésimas decisiones y la mejor prueba es que la economía de la región sigue siendo subdesarrollada, su PBI por persona equivale a una cuarta parte del de Estados Unidos y la desigualdad es enorme.
De los 33 países de América Latina, 21 obtienen más de la mitad de sus ingresos por exportación de materias primas, porcentaje que supera el 60% en los 12 países de América del Sur. Exportan minerales y alimentos, pero no energía, que sólo predomina en Venezuela y Colombia. Depender de las materias primas es un problema, pero podría ser una oportunidad.
Todo indica que la demanda alimentada por la transición ecológica sea más duradera que el auge del petróleo, el carbón y el acero de la década de 2000, cuando la impulsó la industrialización de China, que se estancó a mediados de la década de 2010 cuando se quedó sin fábricas que construir. Ahora, la transición energética es global y requiere inversiones durante décadas. Las tecnologías con bajas emisiones de carbono requieren más minerales que sus equivalentes más sucios. Un coche eléctrico contiene entre tres y cuatro veces más cobre que uno de gasolina. Instalar un megavatio de capacidad en un parque eólico marino requiere seis veces más metal escaso que en una central de gas.
América Latina posee vastos yacimientos de minerales y metales críticos; Chile y Perú conservan el 30% de las reservas explotables de cobre del mundo; los países de América Latina albergan casi el 60% del litio; Bolivia posee estaño, necesario para soldar componentes eléctricos; y Brasil tiene grafito para baterías. La lista es larga y aún hay mucho por descubrir, pero se requieren inversiones que deben ser gestionadas por buenos gobiernos.