Lunes 24de marzo de 2025
Hunde a empresas y destruye empleo en todo el mundo
Dr. Armando Rojano Uscanga
El auge chino en el comercio global está alcanzando una nueva dimensión, hundiendo a empresas y causando desempleo en todo el mundo. Por ejemplo, en la indonesia Surakarta, antes famosa por su producción textil, fueron cerradas decenas de fábricas, por las exportaciones chinas, que están desplazando a su industria. Según la Asociación de Productores de Fibra y Filamento de Indonesia, en los últimos dos años el país ha perdido alrededor de 250.000 empleos en el sector textil y de confección, y otros 500.000 están en riesgo para 2025.
Esto se debe al China Shock 3.0, que, según Gordon Hanson, profesor de la Escuela Kennedy de Harvard, tiene una capacidad de manufactura inmensa, y esos bienes tienen que ir a algún lugar, y recuerda la crisis de empleo en Estados Unidos causada por la apertura comercial con China entre 1999 y 2011.La economía china, que experimentó un crecimiento sin precedentes en las últimas décadas, está en una fase en la que necesita sostener su modelo de exportación masiva. Su administración, para desinflar la burbuja inmobiliaria en 2020, redirigió recursos a la manufactura, impulsando la capacidad industrial a niveles históricos. En 2024 el superávit comercial de China alcanzó el récord de casi un billón de dólares, lo que refuerza su dominio en el mercado global, según Bloomberg.
Esto se ha exacerbado por las tensiones comerciales con EEUU. En su primer mandato, Donald Trump impuso aranceles a China para equilibrar la balanza comercial y proteger el empleo manufacturero estadounidense, forzando a los exportadores chinos a buscar mercados en las economías emergentes, donde sus productos inundan los mercados a precios imbatibles. Algunos países han comenzado a reaccionar, como el nuestro que ha elevado los aranceles de importación de textiles y ropa china hasta un 35%, mientras que Tailandia ha ampliado la aplicación del IVA a productos de bajo valor comprados en plataformas chinas como Temu. Malasia ha aplicado un impuesto del 10% a compras en línea y la India ha intensificado sus investigaciones por prácticas de dumping en sectores como los paneles solares y la electrónica.