Miércoles 26 de febrero de 2025
Inversores cambiarían bonos a corto plazo por deuda a 100 años
Dr. Armando Rojano Uscanga
Ya encarrerada, la Administración de Donald Trump planea reducir la enorme deuda de Estados Unidos. Con el acuerdo Mar-a-Lago, como se conoce su plan, propone renunciar a la fortaleza del dólar y replantear las dinámicas comerciales para que sean los países extranjeros los que tiren de la economía americana, sin necesidad de que se estimule internamente. Esto significa renunciar a la fortaleza de su divisa, para bajar la deuda nacional que asciende a los 36,2 billones de dólares.
Una moneda más débil, revertiría el déficit comercial, haciendo que el déficit fiscal se reduzca, redirigiendo los flujos comerciales, para que le favorezcan más. Si el resto del mundo contrata más productos y servicios americanos, el Gobierno dejaría de usar el dinero público para incentivar la economía nacional. La Administración quiere dejar de ser cliente de todo lo que sea “made in USA” y otros los que se gasten, evitando endeudarse para realizar dichas compras. También se plantea crear un fondo soberano estadounidense, y obligar al resto de países a gastar más en Defensa y obligar a reestructurar su deuda, forzando a los inversores a cambiar sus bonos de corto plazo por títulos con vencimiento a 100 años. La mayoría de estas ideas proceden de un borrador de Stephen Miran, el candidato de la Casa Blanca para el Consejo de Asesores Económicos.
El pacto “Mar-a-Lago” tiene un precedente comparable, cuando Ronald Reagan celebró el acuerdo Plaza, en 1985 en el hotel Plaza de Nueva York (tres años antes de que Trump lo comprase), entre Estados Unidos y Francia, Alemania, Japón y Reino Unido, para abaratar la cotización del dólar frente a sus divisas. El déficit comercial de Estados Unidos había aumentado hasta más de 100.000 millones de dólares, o un 2,6% del PIB del país, muy superior a los años previos. La política monetaria de Paul Volcker en la Reserva Federal había encarecido al dólar, empeorando la balanza comercial del país y en 5 años, el dólar se había apreciado un 50% frente al yen, el marco, la libra y el franco, y su industria consideraba que no se le protegía de los competidores extranjeros, cuyas exportaciones, con un dólar tan fuerte, hacían que sus productos más atractivos para el consumidor norteamericano.