Lunes 27 de enero de 2025
Mosa Meat acelera los permisos de la UE
Dr. Armando Rojano Uscanga
La empresa holandesa Mosa Meat ha solicitado autorización para vender en todos los mercados de la Unión Europea, su grasa de vacuno hecha del cultivo en laboratorio de células animales. La empresa, ubicada en Maastrich, lleva años intentando crear carne a partir de células de vacuno que se desarrollan en el laboratorio hasta formar tejido muscular, pero no ha conseguido que el proceso sea rentable. Sin embargo, la formación de grasa se ha revelado como un proceso simple y poco costoso, lo que según la empresa permitiría utilizarlo para hacer que los productos alternativos de origen vegetal sean más sabrosos y apreciados.
Mosa Meat ha desarrollado en laboratorio un tejido que se puede considerar carne de origen celular, que se produce a partir de células animales auténticas, cultivadas en un ambiente rico en nutrientes. En el proceso, las células vivas se convierten en músculo, grasa y tejido conectivo, muy similar a la carne tradicional que se obtiene del sacrificio de los animales. Corresponde a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), con sede en Parma (Italia), para contraste, una región famosa por su jamón de origen animal, analizar las características y cualidades de esta grasa de laboratorio antes de que la Comisión Europea autorice o no su consumo. El proceso podría prolongarse 18 meses y no se basa en las reglas que controlan los alimentos naturales, sino en la reciente normativa de Nuevos Alimentos, aprobada en la pasada legislatura europea, que incluye novedades, como los gusanos u otros insectos como fuente de proteínas.
Mosa Meat hizo su primera presentación en 2013, en Londres, con una hamburguesa de fibras musculares cultivadas en laboratorio, coloreadas con jugo de remolacha y azafrán. La cocinó el chef Richard McGeown, del restaurante Couch’s Great House en Cornwall, que solo añadió un poco de mantequilla y aceite en la plancha, comentando que su aspecto era más pálido que las hamburguesas de ternera convencionales, pero que desprendía el aroma adecuado y parecía apetecible. La presentación estuvo a cargo del catedrático de Fisiología de la Universidad de Maastricht, Mark Post, cofundador de la empresa, que al año siguiente fue invitado al Foro Económico Mundial de Davos, para explicar su proyecto ante la élite mundial. El problema de aquella hamburguesa fue que costó 254.000 euros y los pocos que la probaron dijeron que el sabor era poco definido, por falta de grasa, que le da el sabor agradable a la carne.