Lunes 9 de septiembre de 2024
Azerbaiyán, Turquía y Estados Unidos sus nuevos proveedores
Dr. Armando Rojano Uscanga
La ciudad de Sudzha, territorio ruso en el Óblast de Kurk, fue invadida por tropas ucranianas, porque allí se encuentra una estación de medición del único gasoducto ruso que aún suministra gas a Europa. El gas ruso no había dejado de fluir por ese gasoducto durante todo el conflicto por un contrato que mantiene con Ucrania, por el que pasan a diario unos 42 millones de metros cúbicos de gas con destino a Austria, Eslovaquia, República Checa, Moldavia o Hungría,
Antes de iniciarse la guerra, la Unión Europea pagaba a Rusia 800 millones de dólares diarios por su gas y su petróleo, y las importaciones de gas de Rusia suponían el 40% del total de gas que recibía Europa, ya que Finlandia, Rumanía y la República Checa compraban el 100% de su gas a Rusia, mientras que otros países, como Alemania, obtenían el 64% de gas ruso.
Ucrania pudo haber frenado el suministro antes, pero lo mantuvo a petición de la Unión Europea, mientras los países miembros buscaban alternativas y reducían progresivamente el consumo de gas a través de ese gasoducto ruso construido en los años 80 que sale de Urengoy, en Siberia, y acaba en Uzhgorod, junto a Sudzha. Ahí recibe en nombre de Hermandad, y se divide en varios ramales para dar servicio a la República Checa y Austria, por un lado; y a Hungría, Italia y Croacia, por otro.
Dos años y medio después del inicio de la invasión, el gas ruso que pasa por Sudzha rumbo a Occidente ya solo supone el 5% de las importaciones europeas, cuando lo habitual antes del conflicto era el 40%. Así lo decidió la UE al inicio de la invasión, cuando no podía cortarse el paso de gas de manera radical y sí abordar una progresiva reducción, como ha sido el caso, además de contemplar estrictas medidas de almacenamiento del gas.