COP 28 EN DUBAI: GRANDES ESPERANZAS 

 Jueves 7 de diciembre de 2023 

                                      

                                    Cambio climático y la tragedia de los comunes 

Dr. Armando Rojano Uscanga  

En Dubai que, uno de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos, que deben su riqueza a la extracción de petróleo y gas natural que contaminan al medio ambiente se inició  

la reunión contra el cambio climático COP28, que espera lograr los acuerdos más firmes y concretos para dejar el uso de la quema de combustibles fósiles como los mencionados y el carbón, lógicamente con la oposición de China y de India, principales emisores de gases tipo invernadero a nivel mundial, que basan su desarrollo en los combustibles fósiles, principalmente carbón. 

El mundo seguirá consumiendo combustibles fósiles por mucho tiempo más, prueba de ello es que se siguen realizando exploraciones en su búsqueda en todo el mundo, y se experimentan nuevos métodos de extracción, como el fracking en Estados Unidos, pues las soluciones hasta ahora, son demasiado caras, como los coches eléctricos.   

Además, es imposible regular el uso de los combustibles fósiles a nivel mundial. Es un caso más para “La tragedia de los comunes» que le dio el Premio Nobel de Economía a Elinor Ostrom, la primera mujer en ganarlo, con la teoría de que los recursos naturales de uso colectivo inevitablemente derivan en una sobrexplotación y, a largo plazo, son destruidos o agotados. Ostrom experimentó con lo que escribió el biólogo y ecologista Garrett Hardin en la revista Science en un ensayo publicado hace más 50 años, en que señala:  «Cada hombre está encerrado en un sistema que le incita a aumentar su rebaño sin límite, en un mundo que es limitado. La ruina es el destino hacia el cual todos los hombres se apresuran, cada uno persiguiendo su propio interés en una sociedad que cree en la libertad de los bienes comunes. La libertad en un bien de uso común trae ruina a todos». A eso a lo que llamó la «tragedia de los comunes». Y como todo, la metáfora no pertenece a Hardin, sino que fue propuesta en 1833 por el escritor británico William Forster Lloyd.  

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