SIGNA, LA INMOBILIARIA AUSTRIACA, EN QUIEBRA 

                                                    Viernes 1 de diciembre de 2023 

                             

                             Dueña del edificio Chrysler,  

Dr. Armando Rojano Uscanga 

La firma de real estate Signa, registra la mayor quiebra de una inmobiliaria europea desde la crisis financiera, a pesar de que sus activos están valorados en 27.000 millones de euros, con 25.000 millones más en desarrollo, y de tener oficinas, hoteles de lujo, centros comerciales y edificios residenciales, entre ellos el emblemático edificio Chrysler en Nueva York, con lo que afecta a 273 prestamistas y es la mayor de la historia de Austria. La subida de los tipos de interés llevó a la quiebra de la empresa, que empezó a operar en el año 2000, con la visión de largo plazo de comprar y mantener los activos en cartera, pero los tipos de interés elevados y las caídas de las valoraciones sus activos por el ajuste monetario, la endeudó demasiado. 

Signa es dueña del emblemático edificio Chrysler en Nueva York. Con sede en Innsbruck, Austria, se acogió a la bancarrota en ese país y una de sus subsidiarias lo hizo en Suiza, porque las leyes austriacas no permiten procesos de reestructuración conjuntos, y cada una de las filiales tiene que presentar su propia solicitud, lo que complicará el procedimiento, pues Signa tiene en propiedad oficinas, hoteles, complejos residenciales, edificios comerciales y tiendas de lujo, en Austria, Alemania, Suiza, Italia, Reino Unido y Estados Unidos. 

En Viena, sus obligaciones ascienden a 5.260 millones de euros, de los cuales solo 252 millones están asegurados. Sus activos valen 2.780 millones, por lo que el pasivo duplica el valor de sus activos sujetos al procedimiento de quiebra y la firma no tiene liquidez, por lo que ha ofrecido a sus acreedores el 30% de lo que se obtenga del plan de restructuración, que es el mínimo legal. Su propietario, el austriaco Rene Benko, intentó obtener liquidez, negociando la financiación de 600 millones de euros con distintas firmas, entre ellas el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF), Mubadala Investment, Attestor Capital o Elliot, pero no llegó a ningún acuerdo por el poco tiempo del que disponía y la complejidad del caso por sus numerosas subsidiarias. 

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